Parque por la Paz Villa Grimaldi
Parque público que se ubica en el lugar de emplazamiento del ex centro secreto de secuestro, tortura y exterminio de la dictadura cívico militar conocido como Villa Grimaldi. Inaugurado el 22 de marzo de 1997, fue concebido para erigirse como lugar de conmemoración, reflexión y como símbolo de la defensa y lucha por el respeto de los derechos humanos, la memoria histórica y en homenaje de los hombres y mujeres que por aquí pasaron.
Desde su recuperación gracias a la organización de la sociedad civil, ha desarrollado diversas líneas de trabajo que tienen como objetivo central promover una cultura de defensa, respeto y promoción de los derechos humanos y la paz, la búsqueda de verdad y justicia, la dignificación de las víctimas y familiares, así como la recuperación y preservación de la memoria histórica del lugar.
Es así como a través de diversos proyectos y actividades, la Corporación ha logrado proponer otras formas de recuperación de la memoria, principalmente relativa a las violaciones a los derechos humanos, tanto en el pasado y como en la actualidad, que permitan que la sociedad chilena en su conjunto acceda a este aspecto del pasado reciente junto a acciones de educación, reflexión y promoción de los derechos humanos.
Por otra parte, cabe mencionar que Villa Grimaldi cuenta con un importante trabajo de educación en derechos humanos y pedagogía de la memoria, así como también con un completo centro de documentación y archivo documental, ambos dirigidos a estudiantes, profesores e investigadores interesados en conocer la historia reciente de nuestro país.
Declarado Monumento Histórico Nacional por el Consejo de Monumentos Nacionales en la categoría Parque y Museos de Sitio el 04 de abril de 2004. Es preciso mencionar que el Museo Testimonio Rieles de Bahía Quintero, del Parque por la Paz Villa Grimaldi, está declarado como Memorial por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y Seguridad Pública.
Templo Bahá’í de Sudamérica:
El Templo de Chile y sus jardines se ubican en los faldeos precordilleranos de los Andes, a unos 980 metros sobre el mar. Su construcción comenzó en noviembre del 2010 y culminó en octubre de 2016. Brindando un espacio de paz y tranquilidad, cada templo ofrece un diseño distintivo, pero a la vez todos tienen 9 lados y una cúpula central representando la convergencia de la diversidad humana y sus procedencias reuniéndose en un espacio común.
El templo de Chile consta de la disposición de nueve alas traslúcidas, elevándose directamente del suelo y dando la impresión de estar flotando frente a un gran espejo de agua. Las alas permitirán que la luz solar se filtre a través de ellas durante el día, mientras que en la noche el templo emitirá un brillo cálido desde su iluminación interior. Cada ala está compuesta como una hoja, donde el tallo principal y las venas secundarias de acero soportan el revestimiento de vidrio fundido y mármol. La estructura de la cúpula mide 30 metros de diámetro por 30 de alto, tiene espacio para unas 600 personas sentadas.
Tanto el diseño y la construcción del templo, así como el mantenimiento del edificio y sus jardines, están a cargo de la Comunidad Bahá’í, tal como ocurre en los demás proyectos Bahá’ís en el mundo. Se incluyó la utilización de software Maya, una herramienta de modelamiento digital 3D, y CATIA que permite acortar la fase del trabajo con planos y alimentar directamente los sistemas de fabricación.
Viña Cousiño Macul
Construida por ingenieros franceses, terminada en 1872 por encargo de doña Isidora Goyenechea, aún preserva ese clásico estilo francés que se caracteriza por presentar una construcción con bases de piedras y bóvedas de ladrillos que conducen a los grandes sótanos donde se encuentra el lugar óptimo para el envejecimiento de los vinos.
Esta es una de la viña más famosas y antiguas de nuestro país y sus viñedos son una muestra de ello, pues al contemplarlos se puede apreciar como la ciudad ha crecido a su alrededor convirtiéndose por ello en una reliquia que se mantiene al interior de la capital. La bodega de la viña fue encargada por Luis Cousiño a una firma de arquitectos franceses en 1870. Situada en el centro de la propiedad, fue construida usando ladrillos y piedra caliza pegadas con cal y canto; una mezcla de arena y clara de huevo.
El sótano fue construido a siete metros de profundidad con murallas dobles por donde circula un flujo de aire para crear un sistema de ventilación pasiva. Esto garantiza una temperatura constante de 14ºC y una humedad cercana a 75% para la óptima maduración del vino en barricas. Esta maravilla del siglo XIX es considerada uno de los sótanos más eficientes y grandiosos del mundo.